A PARTIR DE LOS 60 AÑOS...

Nuevos proyectos de vida

 
 

 
 
 
Las mujeres llegan a esa edad espléndidas y con ganas de hacer cosas, como retomar los estudios, emprender lo que siempre soñaron o viajar con sus parejas.
 
Tener 60 ó 70 años es un plan mucho más divertido de lo que era hace no tantas décadas.
Las mujeres están espléndidas y se animan a retomar los estudios, a viajar con sus parejas y a hacer aquello que nunca pudieron concretar.
 
Sin embargo, este ímpetu por renovarse no debe implicar exigirse más de la cuenta, sino vivir a conciencia la madurez.
 
"Este fenómeno no sólo tiene que ver con que se alargó la expectativa de vida, sino también con que hay mucha gente que se ha separado y formado segundas familias, por lo que llegan a la edad de jubilarse con muchos proyectos y muy lejos de la idea del retiro, incluso en un sentido amplio.
 
Se los ve vitales, con ganas de estudiar, de aprender de la gente joven, de viajar...
 
Es una segunda oportunidad que a veces se da a los 50 o 60", explica la doctora Karin Kopitowsky, jefa del Servicio de Medicina Familiar y Comunitaria del Hospital Italiano.
 
"Los hombres todavía estamos muy marcados por un mandato de productivismo –apunta el escritor Sergio Sinay–.
 
Tenemos que ser productivos laboralmente, deportivamente, sexualmente. Esto hace que se tema a dejar de rendir en cualquier plano, y que haya una pérdida de la relación de paridad con las mujeres".
 
 
 
Ahí entra en juego un tema sensible: el del señor maduro que huye detrás de la veinteañera. "Los hombres creen que si a esa edad se relacionan con mujeres que tienen la mitad de su edad se produce como una transfusión de juventud –sigue Sinay– y ven a las mujeres de su edad como espejos a los que temen.
 
Pero para poder mantener esas relaciones necesitan acumular poder o capacidad productiva, por lo que entran en exigencias muy grandes y en actitudes que muchas veces son patéticas".
 
En cambio, para Sinay "las mujeres están atrapadas en otro mandato, que es el de sentirse valoradas por la mirada masculina.
 
Al varón, ganar cintura o perder el pelo no le importa: mientras tenga recursos económicos o de poder se sentirá bien, ya que eso es lo que el mandato femenino les ha dicho a las mujeres que tienen que buscar en ellos".
 
Pero atención, que en este punto nadie niega la importancia de cuidarse y de ser coquetas, sino de cómo hacerlo de manera feliz, en armonía con la edad que se tiene y con todo aquello que se ganó.
 
Encontrarse con la pareja a los 50 y tantos o a los 60 no sólo es posible, sino una experiencia intensa, trascendente: "La edad nos permite salir de los mandatos estrechos de género", advierte en relación al carácter sumiso y la belleza eterna que todavía se espera de las mujeres o la casi heroica insensibilidad que el machismo impone al varón.
 
"Un hombre que llega a los 60 en la plenitud de sus recursos tiene la oportunidad de abrir su mundo emocional", aclara sobre esto último. "Y una mujer puede demostrarse a sí misma que puede ser autónoma", concluye Sinay.
 
Fuente: La Nación

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