investiguemos
Tablillas de arcilla con lenguaje
cuneiforme halladas en Irak
En estos
textos está escrita la verdadera historia y origen del ser humano. El
especialista en lenguas muertas Zecharia Sitchin, dedicó más de 30 años de su
vida a la traducción de estas tablillas sumerias, para publicar en 1976 su
libro “El duodécimo Planeta”. Sitchin descifró los textos y descubrió que los
sumerios conocían la existencia de todos los planetas del sistema solar.
Esto
incluyendo un duodécimo astro, llamado Nibiru “el planeta de cruce”, cuya
órbita elíptica realizaba un paso próximo a la tierra cada 3.600 años. Sus
habitantes, los anunnaki, vinieron a la tierra hace miles de años en busca de
oro y minerales. Distintas escrituras explicitan que gracias a su avanzada
ingeniería genética, fueron estos quienes dieron origen a la raza humana
Esta es la
historia ignorada por la ciencia oficial, porque aceptarla, significaría la
invalidez de la teoría evolucionista de Darwin, cuyas bases son indemostrables
pero ciegamente aceptadas por el sistema. Un principio basado en la
manipulación, para encubrir las evidencias de nuestros orígenes
extraterrestres.
Científicos
y arqueólogos han arriesgado sus carreras para revelar la historia que nos ha
sido vedada. L a sumeria, la cultura más antigua del mundo, ha brindado un
importante número de textos y evidencias, está en la apertura de cada individuo
aceptar o no la teoría de quienes fueron los verdaderos creadores de la
humanidad.
Los Dioses Sumerios
La triada de
los dioses sumerios la encabezaba AN (Dios del cielo), era el rey de los
dioses, que gobernaba desde los cielos decretando las leyes en la tierra.
Casado con Antu, tenía dos hijos, Enlil y Enki, enfrentados entre sí por la
sucesión del trono. AN era representado con una estrella, y los sumerios le rendían
culto en la ciudad de Ku.
Enlil (Dios
del viento y las tormentas), era el dios supremo de Sumeria, un ser colérico
que hacía las veces de canciller militar. Arrogante y dictador, solo le
interesaba nuevas conquistas en la tierra para poder gobernar. Enlil odiaba a
los hombres, intentó destruir a la raza humana en tres ocasiones, la más popular
fue el diluvio universal.
Su rivalidad
con Enki, residía en que ambos eran hijos de distinta madre, pero al ser Enlil
hijo de Antu, fue el heredero forzoso al trono. Sus símbolos eran una corona y
siete estrellas “Las Pleyades”. Su
centro de culto fue en la ciudad de Nippur, donde poseía el denominado “ojo que
explora la tierra”.
Enki (Señor
de la tierra y Dios de las aguas y los mares), era un científico e ingeniero
con grandes conocimientos sobre ingeniería genética. A través de la cual diseño
y creo al ser humano, manipulando el ADN para ir mejorándolo a través de
distintos intentos. Era el único Dios sumerio que podría considerarse benéfico
para la humanidad, se distinguía por su sabiduría y filosofía espiritual. Fue
quién impartió el conocimiento al hombre antiguo.
Ofreció sus
enseñanzas en la agricultura, astronomía, astrología, fue un gran ingeniero
marítimo, capaz de manipular los cauces de las aguas para abastecer a pueblos
sedientos. Como creador del hombre, Enki sentía una especial devoción por la
humanidad, sus intenciones y deseos se volcaron en mejorar la calidad de vida
en la tierra. En más de una oportunidad arriesgó su propia vida en pos de
proteger a la tierra del ataque de otros dioses que solo perseguían la
devastación de la misma.
La llegada de los anunnaki
La primera
expedición anunnaki que llegó a la tierra, esto según las tablillas, estaba
compuesta por 50 anunnakis liderados por Enki, enviado a la tierra por su padre
AN. La idea de este viaje, no era otra que la de poder establecer un puerto
espacial en el golfo pérsico, para de esta manera, construir una gran refinería
para la extracción de oro y minerales. Los anunnaki enfrentaban un grave
problema en su ecosistema, en el planeta Nibiru, los rayos ultravioletas del
sol de su galaxia estaban causando estragos debido a su débil capa de ozono,
necesitaban el oro para su propia supervivencia.
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